En medio de una escena dividida entre la euforia financiera y la tensión política, el Gobierno de Javier Milei recibió un dato que le permite tomar aire: la inflación de mayo fue del 1,5%, la más baja en cinco años. No solo sorprendió al mercado, sino que alivió particularmente a los sectores más vulnerables: alimentos, transporte y vestimenta subieron menos de 1%, lo que podría tener un impacto directo en los niveles de pobreza.
Sin embargo, el efecto positivo fue rápidamente opacado por la reacción política. El fallo definitivo de la Corte Suprema contra Cristina Fernández de Kirchner por la causa Vialidad desató una ofensiva del aparato peronista, con cortes, piquetes y un acampe frente a Tribunales que busca instalar una narrativa de persecución política. Las protestas, en pleno calendario electoral, suman ruido a un clima social delicado.
A pesar de ese escenario, los mercados financieros reaccionaron con optimismo. El dólar blue bajó, el BCRA sumó reservas por US$ 91 millones, los bonos subieron ligeramente y el riesgo país se mantuvo estable. Además, los ADR argentinos tuvieron una suba generalizada en Wall Street de entre 1% y 4%.
En ese marco, el Ministerio de Economía prepara una nueva colocación de deuda, que incluye letras en pesos y un Bonte 2030 que apunta a captar u$s 500 millones, con tasa fija y suscripción en dólares. Se estima que esta será la primera de una serie de colocaciones quincenales por hasta u$s 1.000 millones cada una, con guiño del FMI incluido. Pero el movimiento también genera preocupación: el Gobierno eliminó el “parking” de seis meses para inversores extranjeros, lo que facilita el ingreso de capitales especulativos y revive el fantasma de los fondos buitre que marcaron la era Macri.
En paralelo, el Ejecutivo habilitó una medida la importación particular de autos 0 km y usados, tanto por personas físicas como jurídicas. La flexibilización apunta a fomentar competencia, bajar precios en el mercado local y reforzar la narrativa aperturista del oficialismo. Pero también podría tener impacto en la balanza comercial y tensar aún más el sistema de divisas si se profundiza la demanda.
Como reflejo del nuevo escenario de menor inflación y fuerte competencia por captar ahorristas, los bancos comenzaron a bajar las tasas de interés de los plazos fijos, anticipando una baja en la tasa de política monetaria del BCRA. La contracara: podría reactivarse la demanda de dólares si los retornos en pesos pierden atractivo.
Mientras tanto, el mundo también vive su propia incertidumbre. El acuerdo entre Estados Unidos y China sobre aranceles genera más dudas que certezas, y la discusión fiscal en el Congreso norteamericano impacta en la expectativa sobre una futura baja de tasas por parte de la Fed. Las tasas largas de EE.UU. ya reflejan este clima, con descensos significativos en todos los tramos. Pero el ataque de Israel a Irán abre nuevos interrogantes e inestabilidad en la geopolítica global.
Por otro lado, en el frente energético, antes del ataque de Israel, el petróleo volvió a escalar con fuerza, elevando las alertas globales. A nivel local, los commodities mostraron movimientos mixtos: maíz en alza, soja y trigo en baja, tanto en Chicago como en Rosario.
Entre tantas señales cruzadas, lo que parecía ser una semana de alivio económico terminó marcada por un aumento de la tensión política interna y la reapertura del al financiamiento externo. El termómetro una vez más se jugarán en dos frentes: los mercados y la calle.
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