El gran interrogante: ¿el ancla salarial reemplaza al ancla cambiaria?

La reciente modificación del esquema cambiario ha implicado una mayor volatilidad en la cotización del dólar

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La reciente modificación del esquema cambiario ha implicado una mayor volatilidad en la cotización del dólar, lo que introduce un nuevo factor de incertidumbre en la economía. Frente a esto, el gobierno ha optado por reforzar el ancla salarial como mecanismo para compensar el impacto inflacionario, recurriendo así a una herramienta heterodoxa que contrasta con su discurso monetarista.

Sin embargo, desde el Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO) aseguran que los resultados han sido limitados: pocos acuerdos paritarios lograron superar la inflación, consolidando un patrón que se repite sistemáticamente en los últimos meses, pese a la heterogeneidad dentro de los sectores registrados.

Por otro lado, "el nivel de actividad económica mantiene una fuerte recuperación en comparación con los deprimidos niveles del año pasado, aunque con signos de desaceleración", evidenciados en la caída mensual de marzo—y un estancamiento en la recuperación salarial.

"En este contexto, el gobierno parece apostar a sostener la reactivación mediante el dinamismo de los sectores informales, que se recuperan a un ritmo más acelerado que los formales. Estos últimos se ven beneficiados por la relativa estabilización de precios y su menor exposición a las negociaciones paritarias restrictivas".

Este segmento de la población, en el que una gran proporción recibe la Asignación Universal por Hijo (AUH), ha experimentado un incremento significativo en el poder adquisitivo, ya que esta prestación se duplicó en términos reales. Además, se han implementado medidas para flexibilizar controles impositivos y facilitar sus flujos financieros, lo que podría estar impulsando su consumo.

Una segunda hipótesis sugiere que la caída en el consumo de los trabajadores registrados—producto del estancamiento de sus ingresos—podría estar siendo compensada por un mayor endeudamiento de los hogares. "Esto se refleja en el crecimiento de préstamos prendarios, personales e hipotecarios, instrumentos que permiten financiar el consumo de bienes durables", indicó el informe.

En síntesis, la economía parece moverse en un escenario de tensiones: mientras el esquema cambiario y la inflación presionan sobre los salarios formales, el gobierno apuesta a la informalidad y al crédito para sostener la demanda, aunque con riesgos latentes en términos de sostenibilidad y desigualdad.

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